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Muertos y enterrados

Alejandra Esquivel [email protected] | Jueves 04 diciembre, 2014


Este muerto no debe ser enterrado. No aceptemos ser solo espectadores de gastos injustificados y desmedidos


Muertos y enterrados

En medio de la impotencia que nos embarga cuando no podemos hacer mucho por cambiar nuestra realidad nacional, ha sido culturalmente aceptado que seamos espectadores de muertes y entierros de temas que no deberían tener tal suerte.
Con ojos un poco de incredulidad y otro tanto de susto, miramos de frente, aunque con disfraces, un déficit fiscal que pone en entredicho la capacidad técnica y de gestión de las finanzas públicas en nuestro país, por parte de los dos equipos políticos que históricamente nos gobernaron.
Con resignación por no tener por quién votar en 2014, pero principalmente con esperanza de no estar oyendo más mentiras, en aras de que Costa Rica finalmente tomara un mejor rumbo, “la mayoría” llegamos a creer en la promesa de campaña de austeridad en el gasto, con que tanto se llenaba la boca tan solo unos meses atrás nuestro actual presidente.
Siete meses después de haber asumido el poder, se aprobó no solo el presupuesto más grande, en términos absolutos, de la historia de las finanzas públicas costarricenses, sino con el incremento más grande que hayamos encarado antes.
Aparte de la inconsistencia evidente entre las promesas y los hechos; la falta de consciencia o análisis técnico que le permitiera entender a esta administración, el daño que le estarían ocasionando al país con este aumento desmedido en el presupuesto; me parece mucha irresponsabilidad simplemente decir que despedirán a los jerarcas que no ejecuten el presupuesto asignado a sus ministerios/instituciones. ¿Es que nos ven la cara de tontos o son ellos los que no se toman el tema con la seriedad que merece?
Señores: mínimo pongan sobre la mesa y con total claridad y transparencia, con qué indicadores van a medir la calidad de la ejecución presupuestaria.
Estoy segura de que cualquiera de los actuales jerarcas será capaz de gastar “diez” millones de dólares en un año, pero no temo mucho equivocarme cuando pienso que podríamos contar con una mano los que serían capaces de asignar ese presupuesto con nota de nueve o diez, que son las calificaciones mínimas que nos podemos permitir como país.
Por aquello de las inquietudes, señores: esos son los resultados que exige el sector privado a sus colaboradores. ¿Por qué como ciudadanos habríamos de conformamos con menos? ¿Por qué habríamos de creer que un presupuesto se asignó eficientemente si ni siquiera se les medirá seriamente? Suena a disco rayado decir que no es lo mismo calidad que cantidad.
Que Costa Rica necesita bajar el déficit fiscal: es claro, muchos coincidiremos en que esa vía debía tomarse por ambos lados de la ecuación, es decir, reduciendo gastos y aumentando impuestos; lo que sí me parece demasiado descaro es que ahora estén pretendiendo reducir el déficit únicamente aumentándonos impuestos.
Este martes Luis Guillermo Solís salió a recordarnos que este país necesita más impuestos... Me pregunto si alguien le recordó a él y a su equipo, en los últimos meses, que este país también necesita menos gasto gubernamental (digo en los últimos meses porque en campaña sí parecían saberlo).
Este muerto no debe ser enterrado. No aceptemos ser solo espectadores de gastos injustificados y desmedidos.

Alejandra Esquivel G.
[email protected]

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