Falso diálogo
Federico Malavassi | Jueves 12 mayo, 2016
Algunas autoridades nos han llevado a una emboscada y ahora quieren ser árbitros de un diálogo falso, un diálogo de intereses creados, un diálogo entre extorsionadores y secuestrados
Falso diálogo
Algunas autoridades públicas están fomentando un falso diálogo. Aducen que se trata de modo democrático, pero a final de cuentas es como dialogar con los secuestradores.
He leído algunas declaraciones de autoridades del Poder Ejecutivo y consignas de algunos diputados y me doy cuenta de que no solo se descarrilaron sino que no tienen claras sus funciones ni situación.
Tal vez el asunto es peor, porque también hay cabida para la posibilidad de que sí tengan las cosas claras, pero que hayan optado por una gestión impropia o favorecedora de cierto tipo de intereses.
El caso es que proponen a la ciudadanía aceptar más impuestos, aumentos de impuestos, una serie de arbitrariedades para cobrar impuestos y la legalización del irrespeto a los derechos ciudadanos con el pretexto de cobrar más impuestos, en lugar de avanzar consistentemente en la racionalización del gasto público.
Algunos diputados, más bien, están aleccionando a algunos grupos de presión para que se opongan a cualquier medida de racionalización del gasto público. Aunque hagan daño a la colectividad, es obvio que es su derecho pero… entonces no confundan estos espurios intereses con los del pueblo. Ello es sedicioso y traidor.
El asunto concreto es que un supuesto diálogo para llegar a un punto medio entre los ciudadanos extorsionados y los grupos de presión es una mala propuesta, sería un diálogo falso. Ello por cuanto las autoridades (las anteriores y en gran medida las actuales) han eludido (más bien evadido) su responsabilidad y labor: racionalizar el gasto público, hacer trabajo de escogimiento y selección en relación con el gasto público, poner orden en la planilla pública y presupuestar adecuadamente y con arreglo a las normas correspondientes (artículo 176 de la Constitución Política) o, en síntesis, hacer una buena administración.
Se sabe que los recursos son escasos (por ello existe la economía) y, por ende, no se puede hacer todo lo que se quiere. Ello es regla en el sector público. Por tal razón hay que proponer bien, administrar mejor, revisar los proyectos, la eficiencia y las prioridades, rendir el cinco y vigilar todo. La Administración ha sido dadivosa, excesiva en gasto, regalona en privilegios, obsecuente en mucho, demagógica a lo sumo y poco fiel con el pueblo, el que paga y que supone que se cumple la Constitución Política.
Por tal motivo, el llamamiento al diálogo es una estafa pública, es desobediencia de la ley y es incumplimiento de deberes. El diálogo es falso por miedo a la verdad, por miedo a ciertos grupos, por miedo a la corrección, por miedo a los principios y por demagogia e intereses espurios. Algunas autoridades nos han llevado a una emboscada y ahora quieren ser árbitros de un diálogo falso, un diálogo de intereses creados, un diálogo entre extorsionadores y secuestrados.
Por otro lado, es obvio que si la economía va bien entonces la recaudación tributaria aumentará y mejorará. Pero… con esta clase de mala administración es evidente que el crecimiento disminuye, las empresas huyen, los empleos desaparecen y el propósito de aumentar los impuestos y continuar con un gasto público irracional descompone todo.
Federico Malavassi
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