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Miércoles, 8 de enero de 2025



FORO DE LECTORES


2025, año de campaña política, ¿qué nos espera en materia de seguridad?

Tania Molina Rojas [email protected] | Lunes 06 enero, 2025


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Tania Molina

Consultora

Criminología e Investigadora Criminal

Costa Rica cerró el año 2024 como el segundo más violento de la historia. Las autoridades, principalmente policiales, celebran una reducción de homicidios dolosos de al menos 27 casos, con respecto al 2023. ¡Ese es el consuelo! … Evitar que se maten a partir de incursiones – operativos, en sitios estratégicos donde se registran altas tasas de violencia. Básicamente, atender el fenómeno de forma reactiva, hacer un poco el papel de guardaespaldas de los que están ¨pedidos ¨ por otras bandas criminales y evitar que la tasa de homicidios salga en las estadísticas de Insight Crime, (fundación dedicada al estudio y a la investigación de amenazas para la seguridad nacional y la ciudadana en América Latina y el Caribe) con aumento una vez más.

Empero, las respuestas en su mayoría son las mismas de Latinoamérica, con algunas pequeñas diferencias, como los procesos además fallidos de militarización de la seguridad ciudadana; sin embargo, seguimos sin atender y entender las nuevas dinámicas criminales, que operan en toda la región y han encontrado en el país un santuario para seguirse expandiendo y ejerciendo violencia irracional. Estamos observando cómo los homicidios (aunque un poco menos), se recrudecen e incluso son dobles, triples y hasta cuádruples. Además, instrumentalizando más víctimas colaterales, incluidos niños, con armas de fuego de grueso calibre como AR 15, AK 47 y M16 que son moneda de cambio por droga.

Definitivamente no hay nada que celebrar. Las organizaciones criminales tienen un modelo exitoso que seguirá parasitando de la institucionalidad gracias a la corrupción. Por más que se muestren operativos en las noticias, se rompan portones y se ¨desarticulen ¨ bandas, mientras las causas estructurales no se atiendan, es una puerta giratoria; máxime que la etapa de asentamiento de las organizaciones criminales implicó lógicas más empresariales. En la actualidad no se trata solo de narcotráfico, es convergencia criminal – economías criminales locales y extracontinentales.

Entonces, ¿qué puede pasar en 2025 en Costa Rica?

Este año inicia un proceso de campaña política, un escenario donde se hace poco o muy poco en todas las materias. Sobre esto comentó el diputado Horacio Alvarado, en el episodio número 24 del podcast, Seguridad Hoy, minuto 35:14 el último año es un proceso meramente de campaña y si yo, unidad social cristiana, queremos ganar las próximas elecciones, diay! tengo que meterme en campaña y entonces desgraciadamente aunque mi función es hacer leyes y no ha terminado mi periodo, es clarísimo para los costarricenses que el último año de gestión legislativa se convierte en: a quién apoyo yo, y a quien ayudo, voy a tener que ir a las comunidades a promover mi partido y a promover mi candidato y aquí se va a volver un escenario meramente político, de ataques al gobierno, de ataques entre nosotros mismos, porque yo quiero ser mejor que usted, porque usted es mi oposición, entonces eso va a entrabar la labor legislativa …

Por lo tanto, la política criminal podría tornarse aun más compleja, porque los esfuerzos no están enfocados en resolver las causas criminógenas y la expansión del crimen organizado, sino en los bocadillos, el café, las banderas y adhesivos para las giras políticas. También , las renuncias de algunos ministros actuales para subirse a la tarima como candidatos. No es prioridad para el actual gobierno atender estos desafíos y mucho menos trabajar de forma articulada por una política de Estado , que en todo caso implicaba los tres Poderes de la Republica de manera articulada. Ya es tarde, en el actual gobierno no se logrará; todos los puentes están quemados.

En este 2025, es probable que las organizaciones criminales se consoliden aún más, aprovechando el clima político, no solo porque podrían mover millones de dólares blanqueándolos en las campañas de algunos políticos, sino porque el ambiente es propicio para asegurarse control territorial y participación en nuevos mercados criminales. Aunado, al pésimo ambiente local, tendremos los riesgos regionales que se sirven de las oleadas migratorias irregulares y que se potenciarían con la llegada de Donald Trump a partir del 20 de enero y lo que suceda en Venezuela el 10 de enero. Podemos esperar que con las políticas de ¨bloqueo¨ en Estados Unidos, haya un efecto ¨desplazamiento¨ de organizaciones criminales como el Tren de Aragua asentándose con más fuerza en Centroamérica, controlando y explotando migrantes en rutas estratégicas.

Por otro lado, los homicidios dolosos seguirán siendo la herramienta clave para las redes criminales, no solo para controlar los distintos mercados ilícitos, eliminando a sus rivales, sino para controlar comunidades enteras, bajo amenaza de muerte; así expanden su gobernanza criminal. Hemos visto casos recientes de policías asesinados y ataques armados en delegaciones, el envío de mensajes es claro, la imposición de marca se hace desafiando a las autoridades.

Ahora bien, las proyecciones no son alentadoras; sin embargo, en Costa Rica podemos mitigar las amenazas del crimen organizado y el crecimiento de la delincuencia común y la violencia interpersonal, solo si se trabaja de manera concertada, rompiendo paradigmas con los cuales se han diseñado y ejecutado las políticas de seguridad históricamente.

Queda demostrado que Costa Rica cambió y que las formas de abordar los desafíos actuales no funcionan. Solo si se rompen paradigmas como el adultocéntrico y androcéntrico y se entiende de una vez por todas que estamos al borde del abismo, se puede trabajar de ¨emergencia¨ pero de forma articulada y armoniosa ( casi un milagro en la coyuntura actual), políticas que sean para todos y sostenibles. Para lograr resistir los impactos del crimen organizado transnacional y la violencia desbordada, necesitamos consenso y buen ejemplo; de lo contrario, las organizaciones criminales seguirán fortaleciéndose, porque se sirven de los estados fragmentados y débiles.








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