Por un sorbo de doña FIFA: todo
Gaetano Pandolfo [email protected] | Miércoles 30 junio, 2021
Rodolfo Villalobos se ahogaba en el océano del fracaso y la mediocridad como cabeza de una Selección Nacional que en el zacate, no le ganaba a nadie.
Tuvo la suerte que, desde Colombia le lanzaron al mar un chaleco salvavidas que cayó al fuerte oleaje bautizado como Luis Fernando Suárez.
A punto de naufragar, el presidente de la Federación se abrazó al chaleco y éste lo condujo como lo cantaba el inolvidable Paquito Navarrete, al mar de la tranquilidad.
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Con Luis Fernando Suárez, Rodolfo Villalobos, aficionado al atletismo, iniciaba por cuarta ocasión la ruta de engolosinar a la clientela con confites premiados que nadie, hasta ahora, pudo saborear.
Con Oscar Ramírez nos ilusionó con un Mundial de Fútbol en Rusia maravilloso que nunca llegó.
Con Gustavo Matosas nos ilusionó con una Copa Oro perfecta, que nunca llegó.
Con Rónald González, nos ilusionó con ganar una Liga de Naciones que no se ganó.
Con Luis Fernando Suárez, ya nos adelantó que había fichado a un técnico de alto nivel y que en Copa Oro y eliminatorias, finalmente los costarricenses podremos saborear esos confites premiados que otrora, nunca llegaron a nuestro paladar.
¡Claro que Rodolfo Villalobos no juega!
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No es responsable de que los integrantes de la Tricolor no jueguen bien al fútbol, pero, como cabeza de la organización, tiene que cargar y cumplir con los deberes y obligaciones propias de su cargo y asumir las consecuencias de las catástrofes.
Si la Selección Nacional como un cuerpo, se hundió completa, no es conveniente para descontaminar su entorno, que solo viajen al cementerio el tronco y parte de las extremidades y se salve la cabeza.
Claro, en esto de que don Rodolfo busca aferrarse a su puesto y nos advierte a los periodistas que tendremos que esperar su renuncia sentados, hay un punto clave que nada tiene que ver con los resultados y fracasos de la Selección Nacional.
Se trata de hacer carrera en FIFA, de ir asumiendo y escalando posiciones, primero de jerarca en su país, luego otra teta en Concacaf y si es posible, como lo lograron en su momento Eduardo Li y antes Isaac Sasso, dar el salto monumental a una vicepresidencia de la multinacional con los lujos e ingresos que esto representa.
El señor Villalobos no podría dar un paso adelante en este sentido, si no es federativo, de ahí que Tano Pandolfo le hizo caso, se sentó en su silla y se amarró con cadenas y cordones.
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